La sostenibilidad se refiere literalmente a “la capacidad de mantener una actividad o sistema en el tiempo”. Ahora bien, llevado al mundo de los negocios y la estrategia, se puede entender como “la capacidad de mantener la operación de una empresa a largo plazo, pero sin agotar los recursos necesarios o dañar el medio ambiente y/o la sociedad en el camino”. Dicho de otro modo, al hablar de sostenibilidad, nos referimos a un enfoque integral que busca satisfacer las necesidades presentes sin comprometer las de las futuras generaciones, equilibrando lo económico, lo social y lo ambiental, lo que también se conoce como enfoque de “triple impacto” o “triple bottom line”.
Por tanto, ser “sostenibles” implica no sólo asegurar la viabilidad económica de la empresa, sino también considerar y aún más importante, tomar responsabilidad por los impactos que esta tiene (tuvo o tendrá) sobre la sociedad y el medio ambiente. Esto se traduce naturalmente en adoptar prácticas responsables y éticas en áreas como la gestión de recursos naturales, la eficiencia energética, la gestión de residuos, la responsabilidad social corporativa, la gestión de comunidades, entre otros aspectos.